7/8/15

El ejercicio puede reducir los síntomas del Parkinson [07-08-15]



El ejercicio puede reducir los síntomas del Parkinson

Desafiar los músculos con movimientos repetitivos de resistencia por encima de la zona de confort puede disminuir ciertos síntomas

Antes de que salga el sol, Chuck Linderman ha comenzado su sesión diaria de ejercicio en el club de remo de Alexandria, Virginia: 30 minutos dando fuertes tirones a una máquina de remar, la misma cantidad de tiempo levantando pesas, y 30 minutos pedaleando en una bicicleta estacionaria. Hace ejercicio hasta quedar empapado de sudor. Linderman está entrenándose para la carrera más importante de su vida: la de escapar del mal de Parkinson.

Linderman es uno entre el millón de estadounidenses afectados por esta enfermedad neurodegenerativa, que mata las células del cerebro responsables de la capacidad de movimiento del cuerpo. El diagnóstico ocurrió hace seis años, cuando su esposa notó que el brazo derecho se movía de una forma extraña y que le costaba trabajo abrocharse el botón superior de sus camisas de vestir. El médico de cabecera recomendó ver a un neurólogo.

“Al hombre le tomó menos de 15 minutos hacer el diagnóstico”, dijo Linderman, de 64 años.

Remar ya jugaba un papel importante en su vida. De modo que su respuesta al mal de Parkinson fue inmediata. Combatirlo con lo que sabe hacer: ejercicio arduo.

“¿Cuál es la alternativa? ¿Acabar inválido?”, dijo Linderman, quien se retiró hace dos años de su empleo como director de una asociación de compañías de electricidad.

Se sabe hace mucho tiempo que el ejercicio de cualquier tipo es beneficioso contra el mal de Parkinson. Antes de que se desarrollaran medicamentos efectivos en la década de 1960, los pacientes mejoraban con cualquier tipo de ejercicio, incluso el simple acto de doblar la ropa recién lavada, según explica Michael Okun, director médico nacional de la Parkinson’s Foundation (Fundación contra el Parkinson).

Aunque la farmacopea actual ofrece a los pacientes medios efectivos para aliviar la enfermedad desde temprano, la mayoría de los medicamentos tienen fuertes efectos secundarios, que van desde náusea a problemas con la memoria.

Gran parte del régimen de Linderman -bicicleta y remo a diario y levantamiento de pesas dos veces por semana con un entrenador personal- es el tipo de régimen de ejercicio que tiene intrigados a los investigadores. Hay pruebas de que desafiar los músculos por medio de movimientos repetitivos de resistencia muy por encima de la zona de confort del individuo puede disminuir ciertos síntomas.

Estudios preliminares muestran que, después de ocho semanas de montar bicicleta tres veces por semana a una velocidad suficiente para sudar y elevar un poco la frecuencia cardiaca, algunos pacientes pueden recuperar gran parte de su movilidad por casi cuatro semanas. Después de eso, el adelanto se pierde a menos que el paciente empiece de nuevo a hacer ejercicio.

Michael J. Fox Foundation for Parkinson’s Research (la Fundación Michael J. Fox para Investigaciones del Parkinson) ha invertido cerca de $3 millones en investigaciones sobre el ejercicio físico. Las mismas se centran en buscar cuál es el más efectivo.

“Sabemos que se necesita sudar”, dijo Okun. “Pero no sabemos exactamente qué tipo de ejercicio es el más efectivo, su frecuencia óptima, o cuáles son los beneficios a largo plazo”.

Jay L. Alberts, investigador del Parkinson de la Clínica Cleveland, descubrió por accidente lo bueno que podía ser el ciclismo intenso hace ocho años, cuando salió de viaje por Iowa en una bicicleta con una amiga que padece la enfermedad.

“El propósito del viaje era mostrar que aún con Parkinson se puede vivir una vida activa”, dijo Alberts.

Pero, aunque la enfermedad ya había privado a su amiga de la capacidad de escribir de forma legible, pudo escribir su nombre claramente después del primer día de intenso ejercicio en la bicicleta.

Durante cinco años, Alberts ha estado investigando los efectos del ciclismo intenso en pacientes de Parkinson. Con $1.5 millones en subsidios de los Institutos Nacionales de la Salud y el Departamento de Asuntos de Veteranos, terminó un estudio de 60 personas y acaba de comenzar otro con 100 pacientes. Aunque no hay respuestas definitivas, el trabajo de Alberts ha despertado interés en el mundo del Parkinson. Se han establecido programas de ciclismo bajo techo en las YMCA de Seattle, Cleveland y Sarasota, Florida, y se planea otro en Los Angeles. Después de una sesión tres veces por semana, casi todos los pacientes mostraron mejoría en su movilidad y habilidades motoras de tipo menor. Y, aunque el ciclismo ejercita las piernas, su movilidad mejoró también en otras áreas. Algo estaba pasando en el cerebro.

Cuando Alberts hizo escáneres cerebrales a los sujetos de su investigación, estos mostraron que el ejercicio estimulaba el flujo sanguíneo y la actividad cerebral con la misma efectividad que los medicamentos para este mal.

“Uno de nuestros objetivos es saber si podemos retrasar la aparición de los síntomas, dijo Alberts.

Para descubrir qué ocurre en el cerebro, Alberts, quien es kinesiólogo y no especialista en la química del cerebro, depende de otros. Esto incluye al neurólogo del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, Michael J. Zigmond, quien estudia cómo afecta el ejercicio la química cerebral de animales que padecen una versión del mal de Parkinson.

La enfermedad de Parkinson mata las células cerebrales que producen dopamina, una sustancia química que permite que las células cerebrales o neuronas que controlan los músculos se comuniquen con dichos músculos. El resultado puede ser la pérdida en el paciente de habilidades motoras tanto pequeñas como grandes.

Investigaciones han mostrado que cuando los animales de laboratorio usan esteras o ruedas, sus cerebros producen un flujo sanguíneo acelerado y más sinapsis, o sea, más rutas para enviar mensajes, entre las células cerebrales. Sus neuronas funcionan con mayor energía.

“El Parkinson disminuye la cantidad de compuestos en el cerebro conocidos como factores neurotróficos”, dijo Zigmond en una entrevista reciente. “Nuestra hipótesis es que el ejercicio aumenta los factores neurotróficos, y ellos a su vez protegen las neuronas que producen la dopamina”.

En una situación así, más ejercicio representa la supervivencia de más células productoras de dopamina, lo cual puede retardar la pérdida de la movilidad.

Alberts ha demostrado que la velocidad del ejercicio es importante. Al montar bicicleta intensamente, especuló Alberts, “hay una información de alrededor de 1/8 músculo y 3/8 movimiento que va al cerebro. De modo que si se puede aumentar la cantidad y la calidad de esa información, se pueden provocar cambios bioquímicos en el cerebro”.

El entrenador personal de Linderman, Rob Kreider, basa gran parte de su entrenamiento de levantamiento de pesas en una teoría similar. Kreider pone a Linderman a levantar pesas rápida y repetidamente.

“Mientras más repeticiones, más mensajes para ayudar al paciente de Parkinson.

Kreider afirma que Linderman tiene una motivación y una voluntad increíbles.

Y Linderman atribuye esas cualidades al tiempo que pasó como remero antes de su diagnóstico.

“Remar brinda la disciplina, la habilidad de levantarse. Hay que hacerlo todos los días”, dijo. “Sería muy fácil dejarse ir con el Parkinson”.

Ya no rema en el programa de Alexandria, aunque su membresía vitalicia le permite usar el gimnasio del club. La dirección del club le prohibió que siguiera remando hace dos años cuando saltó de un bote, perdió el equilibrio y cayó de espaldas dentro del bote. Linderman dijo que sentía haber tenido que dejarlo, pero que entendía las preocupaciones por su seguridad.

“El equilibrio es un problema en el caso del Parkinson”, dijo.

Ahora rema adscrito a un programa para personas con discapacidades que administra otro club de remo. Ha ganado medallas de oro y de plata en regatas del llamado “remo adaptado” en carreras de dos y de a cuatro. El bote para dos, que normalmente tiende a volcarse, está equipado con pontones que lo mantienen derecho pase lo que pase.

Alberts dijo que nunca ha puesto a ningún paciente suyo en un bote o una máquina de remar. Pero estuvo de acuerdo en que cualquiera de esos equipos puede brindar las ventajas de la bicicleta, y dijo que un club de remo se ha interesado en sus investigaciones.

Otro investigador, el neurocientífico de la Universidad de la Florida David E. Vaillancourt, ha estado comparando los resultados de los pacientes en dos programas de ejercicio, el programa Fitness Counts de la Parkinson’s Foundation’s y Progressive Resistance Exercise, cuyo objetivo es levantar pesos cada vez más pesados.

“Mis colegas y yo creemos que impulsar a los pacientes a que hagan ejercicios arduos es la clave del entrenamiento de ejercicios para el mal de Parkinson”, dijo. Cuando le hablaron de las sesiones de ejercicio de Linderman, añadió: ’”Me parece que el señor Linderman se dio cuenta de esto por sí mismo”.

Linderman, por su parte, dijo que combatir el mal de Parkinson con el ejercicio tenía muchos beneficios. “Y es mejor que estar tomando un montón de pastillas”, agregó.
 

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